adiós…
es solo una palabra esbelta
un hola
la vestimenta
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dibujo con un dedo tu cara
sobre la humedad de la ventana
de pronto…
te me haces un raudal
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andando rastros desprovistos
yo a la luz de tus manos, entre soliloquios
y entre los resquicios
de la noche, tus largos silencios escritos
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si bien es cierto
que la hiedra
sabe su camino…
también yo el mío
hasta el huerto
de tus caderas
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la noche construye ladrillo a ladrillo
un todo, a partir de un verso
único, frágil, desinfectado
pero…
-¿qué cantan los días
al oído del caracol?
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sigo los trazos
que tú me dejas
sobre un papel en blanco
y apenas te alcanzo
para tocar las primeras letras
de tu nombre de lluvia, casi llegando al río
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si volviese a nacer
andaría por aquí
pisando estas mismas piedras
te volvería a querer
y volvería a morir por ti
para vivir cuando me piensas
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es su voz
la que hace posible el asta de luz
para que yo suba y suba
a colocar mi bandera
exhausta ya
de veces
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-358 riadas y rielas-