“OH poeta,
el pequeño vestigio de una tormenta atormentadora
te alimenta con su rayo
Te arrimás a los pies de un fulgor que quema como aquel
caballo blanco que veo, ahora, pegado a su destello”
Arturo Carrera.
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capítulo I:
quiero escribir una riada que se desgaje en setecientas noches
y ponga mis quemaduras en equilibrio, sobre las aletas de peces oceánicos
que habitan en barcos hundidos, ya olvidados entre la cosecha
trepidante de las medianías
como cuando decidí nunca más escribir inviernos
sobre las espaldas blandas de las rielas
and once again:
como cuando el mar era la mano abierta, a tu riesgo
y tú te inventabas ser un velero
el más azul y boyante a mis ojos
-693 riada-
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