322 riada


«AQUÍ, las palabras son mudas,
se les escupe,
son manchas de humedad en los ojos»
Gabriela Molina Herrera.

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la luna anda desvestida
la ansiedad sin camuflajes y los gorriones soplan llovidos

amor mío, vamos a devolver los cuchillos
y a pintarnos la cara con luces de neon

finalmente, tú y yo silentes y alegres
ya derrotados y solos

abriendo los paquetes
con los ojos

-322 riada-

riela 321


«CIERRAS tus ojos profundamente
cuando yo abro los míos.
Nuestras latitudes se cruzan en la misma estrella»
Fazil Hüsnü Daglarca.

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la hora regresa al límite de su nitidez

y comienza de nuevo su tic-tac hasta desbordar
con densas nostalgias la piel del silencio indescifrable

-como quien respira por última vez

la recuerdo (aunque el recuerdo no sea mío)

ella es el trazo más limpio
tallado en la garganta de esta simple agonía

-riela 321-

 

riela 320


«PIENSO que hay poemas más grandes y extraños que cualquiera que hayamos conocido.
Me gustaría encontrarlos«
Peter Boyle.

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otros los de antes

los que despertaban las casualidades del tiempo
soplando entre la niebla a la luz ausente de la noche

los que rompían sus miradas en la premura de las golondrinas
y sobre las rodillas escritas del mar

los que bailaban al pie de un dios invicto
mientras eos entonaba cantos limítrofes a esta canción de ahora

-riela 320-

riela 319


«PON tu frente sobre mi frente y tu mano
en mi mano.
Y hazme los juramentos que romperás
mañana»
Paul Verlaine.

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yo la amé inmóvil sobre raudales enormes
de silencios con el simple galardón de mis temores

-¿cuánto tardé yo en hacerme temblor
sobre el «mientras» de su sonrisa?

-¿qué no hice, para distraer aquellos inviernos
cuando ella me mostraba sus apuntes con poemas de frost
o los de dickinson?

-riela 319-

318 riada


«YO soy la cima del glaciar que resplandece más sobre aquel bosque,
y las voces de bronce que recibes desde las torres de las catedrales.
El recuerdo que de repente te asalta a mitad del día
y te llena de un extraño bienestar«
Rolf Jacobsen.

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deseos
que parecen pececillos que azulean la llama caída

-shhh… que la lluvia no tiene memoria

pero sí el enigma
de esas fotografías donde tu alegría lleva bucles
de caléndulas

-318 riada-