Archivo de la etiqueta: Robert Browning

riela 679


«¿DE qué silencio eres tú silencio?
¿De qué voz, qué clamor, qué quién responde?
Abismo del azul, ¿qué hacemos en tu seno,
hijos de la palabra como somos?»
Fina García Marruz.

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ella es  la que viene con esa música que la venera
suena y se derrama blanda, zigzagueante y dispersa
a mi caudal de sueños

ella empapa con sus luces a los estupores de mis pupilas
luego rueda, huye y se esparce precisa y nefasta como los ruidos

es la escama impertinente que atrae a los alerones de la fantasía
la que blanquea los bordes de mi memoria toda

-riela 679-

riela 632


«TE vas. Te fuiste: Espejo en mis pasos.
Ahora luz vencida, desvanecida
Y breve en la tempestad del tiempo»
André Cruchaga.

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entonces…

la busqué en la lealtad de las hormigas
y hasta en la coincidencia de la levadura sobre el musgo

la luna parpadeaba entre poemas míos y unas hojas
pero ya merecida, era ella quien ya no titilaba
en la escena final del momento
taciturno

-riela 632-

621 riada


«DÉJAME de tu nombre la inquietud,
guardada en el temblor de tu insistencia.
Que mañana la encuentre,
cuando el sueño
haya borrado este desasimiento,
y amanezca yo en ti,
ya luz y llama»
Elena Martín Vivaldi.

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te nombro
te desatas y así te estrenas

y ya no temo más a las deudas
ni a las alergias porque contigo ando camuflado

de giros, luz y cosas simples
pero siempre con el salitre del caribe mar a mi costado

-621 riada-

618 riada


“TE alejas de los nombres
que hilan el silencio de las cosas”
Alejandra Pizarnik.

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contigo me crecen fogatas adolescentes
con toda esa premura de los que muerden la misma fruta

pero gitana,  es en el perímetro de las metáforas
donde tú barajas lo sutilmente irreversible y me ganas

con la magia de las palabras que vas sacando de los bolsillos
a precio de liquidación me dejas lejos de lo que una vez
fui yo mismo

-618 riada-

riela 592


 

«ME colmé de atavíos nocturnales para hallarte.

Te vi pasar por el ángulo justo
donde se parten el tiempo y las memorias»
Teresa Palazzo Conti.

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quien sabe sin en los prototipos de los pájaros navegables
que en ella pululan desde la tiza, habrán esferas de ojos nostálgicos
de esos que circundan y cicatrizan en los vendavales del alma mía

quien sabe si junto al fuego y en el ocaso de estos y de otros versos
sean sus manos, ya convertidas en sombras de frondosos árboles
las del manifiesto final, las que pinten las paredes de mi vida
con ese dulce y a veces trágico aroma suyo,
a trementina

-riela 592-

riela 506


«EL amor nunca tiene razones, y la falta del amor tampoco. Todo son milagros»
Eugene O’Neill.

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resbalando
por los cordeles del ocaso

algo me delata
en la arcillosa bitácora de lo menos eterno

son palabras escurridas
desde las labios de una mujer
que me llega desde los énfasis de la noche

-riela 506-

499 riada


«NO sé por qué perdimos ese amor que nos
asombraba tanto. Los dos somos hijos de
la misma época desquiciada. Yo soy, sí,
uno de los peores… ¡y tú me ganas!…»
José Vicente Anaya.

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no me busques en tus manos blancas
que yo estoy mucho más cerca

búscame donde tu ruido no tiene pancartas
donde tu risa me deja sus ventanas abiertas

allí donde la alegría finalmente festeja
ser lluvia sobre las costuras de tus pestañas

-499 riada-

491 riada


«Y aquí y ahora te nombro río para
que te hagas un vestido de espuma y
viento río nuevo que asombre a los
pájaros y subvierta la geografía
¿podrías hacerle el amor a los puentes?
¿harías dudar a los suicidas? ¿o rodear
con un collar de bruma el sueño de
los solitarios? ¿sentirías sobre tu vientre
las monedas arrojadas por jóvenes amantes?
¿soportarías la miel lenta y vacía de la
mirada de los pescadores? ¿y la caricia
sensual de las garzas en el ocaso?
Alejandro Carrizo.

 

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lluéveme hasta la redención del olvido
y hójame de atardeceres amarillos

gotéame desde los insomnios
hasta el vértice fluorescente del poema
y luego, verbéame un haz de luz en cada verso

polvoréame estrellas sobre las francas roturas
en la senda febril de cada adjetivo

y luego, adjetívame la boca de sueños tuyos

-491 riada-

481 riada


«¿PARA qué decir
que el invierno ha sido largo
cuando es dolor lo que digo?
Tua Forsström.

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cuando sientas tu cuerpo sumergirse
en la esplendidez de la noche

y ya no tengas preguntas sino un entorno silencioso
que llegue completando tu desnudez

recuerda que soy más que frases entre paredes lejanas
y que la poesía no es tiempo presente nunca

que más allá de las arterias, detrás de los abismos
hay otro cuerpo que te aguarda entre hojas de cuadernos

-481 riada-

433 riada


«CUÉNTAME, ¿qué tan arduo será
construir esa piel de tus palabras
en mis ojos ávidos de nuevos amaneceres
para mis geografías?»
Kathy Durán.

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te digo mar
y me miras con el estruendo alegre de una tormenta

ay alma…

-¿quién pudiera llenar de barcos y horizontes
tus pisadas navegables y levantar un puerto entre tus brazos
para que atraque esta nostalgia que quema y me desfleca
sobre las coyunturas marítimas que festejan el ocaso?

-433 riada-