Archivo de la etiqueta: Boston Red Sox

737 riada


«NADA es definitivo
ni siquiera el alba
que despunta
en gerundios»
José Gregorio Vílchez Morán.

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tu voz marcando dulces pautas
tu desgano largo y alegre en las mañanas
convertida en todo circuito que recién comienza

yo solo soy palabras

tú eres el golpe que me guía, que me cruje
y de algún modo, las cosas que siento y escribo
solo las llenas tú

-737 riada-

riela 732


«UN fluido
espeso y escarlata
de pájaros cantores
emigra desde el otoño
de mis venas
hasta el trópico de tu piel»
Gloria Marecos Rodas.

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ayer…
como de un hilo -casi sin conocerla-
mi alma pendía de ella

y mi corazón suspiraba
por sus rodillas de luna blanca
esas que atrapaban en un solo brinco a los tamarindos

-riela 732-

729 riada


«LA poesía,
mientras más pública
es más íntima,
multiplica la complicidad
de otras intimidades»
Silvia Elena Regalado.

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sentir tu aliento
escuchar tus sonidos matinales
como si fuesen oraciones perfectas

me bastas tú
mi huracán distraído, mi volcán menudo
mirarte para entender que estoy vivo

-729 riada-

721 riada


«MUSA hermosa que me guía a través de la poesía eterna
en vuelo fractal infinito, hasta este hermoso
ajedrez de letras»
Ángel Valles C.

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-¿dónde andas frasquitera, la que enamora mientras se entera
y así es como tú me alumbras y alborotas las cavernas
de amarillos, a placer de tus instintos?

-¿dónde, dónde bruja mía tu ritual pa’ las tormentas,
dónde tu boca de almendras, dónde tus caderas,
dónde ventilas hoy, piel canela?

-721 riada-

718 riada


«¿CURSI yo?

Cursi tú
Dueña de prodigios»
Oscar Cortés Tapia.

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apenas ayer prometimos de cara al viento
despertar siempre mar adentro

a tanto afán estrafalario de nuestras manos
haciendo tormentas con velas henchidas y pañuelos

hoy te propongo a pesar de tanta deriva
dar la vuelta y ya sin retorno

que sean otros los que narren el final de nuestra historia

-718 riada-

713 riada


«ERA muy tarde ya, lo supe, nadie
puede darme respuesta a tanta noche»
María Sanz.

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algún día en el ir y el devenir de unas velas
desde algún extraño velero se te asomarán al recuerdo
estas riadas, estas rielas

cansada
extrañarás mi puerto virtual mientras alineas tu deriva
hasta anclarte en otras palabras remotas, otras frases invictas

-713 riada-

680 riada


«MI
interés
no
está en
la complejidad de la
tela de araña
mi
interés
está en
la
mosca
prisionera»
Hans Schnell.

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seducir lo incierto, mujer de agua por las tardes
cuando el cielo casi, casi se puede tocar con las manos

cuando una caricia repentina
invade lo claroscuro que suelen soñar los pájaros

y entonces, tú tiemblas como las ramas bajo la lluvia
y te conviertes en palabras que casi, casi encienden la noche

al vaivén de las sombras
somos cuerpos que perturban la fragilidad de las horas

-680 riada-

 

663 riada


«CÓMO calcular
la habitación de tu caricia,
reanudar la magia en los rincones.
Cómo regalarte lo único
y esculpir de palabras cada beso.
Cómo anunciar tu llegada a mi cuerpo
alborotando la noche
de canicas celestes»
Aida Acosta Alfonso.

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y al final
ya perpetrado el desagüe blando de la llama

es cuando se sueltan esos mínimos engranajes
que mi alma reclama a los silencios

quiebra ya mis remos, marinera
déjalos como peces muertos marcando las esloras
de aquellas veces sobre la arena infinita…

-663 riada-

638 riada


«DAR con la piedra que funda la casa
recorrer los susurros
de quien huyó

el secreto a veces
retoma
la imagen
d e  e s e  v u e l o»
Valeria Cervero.

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en tu boca terminaron las vicisitudes de mis viajes
es donde mis ansias hacen órbitas locas, rebosantes y salvajes

tu boca es una flor colgada de la lluvia
y ese verso que nunca escribió nadie

donde arden palabras de amor
volando alegres mientras la tarde viene apretando tu talle

y la inocencia se va quedando precaria
sobre el riel mojado de tus labios navegables

-638 riada-

riela 630


«mi corazón
para que en él escarbes
busques tesoros
entierres muertos…»
Sabeli Ceballos Franco.

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celosías temblorosas que se revelan de ese montón
de recovecos que exhiben sus ojos claros

se asoman acomodando la catedral de su cuerpo
tan deletreado en la humedad de una catarsis

y se distorsionan las distancias
al vaivén de unos desvelos que como veleros
navegan dentro de la latitud de una misma botella

-riela 630-